lunes, 14 de diciembre de 2009

Domingo

Días como hoy me hacen ponerme a pensar, los cielos están muy grises, las mañanas muy frías y las novelas de amores y desamores solo empeoran las cosas, tengo celos de la gente enamorada, son tan lindas las parejitas, ese sentimiento de estar con alguien es tan lindo y quisiera tenerlo y simplemente no se puede en estos momentos.

Quiero irme lejos tan lejos quiero iniciar de nuevo, no quiero seguir viviendo en un universo de mentiras y sería mejor estar tan lejos, pero digo tan lejos, que el iniciar el nuevo sea algo muy literal, conocer nuevos destinos, nuevas rutas, nuevos caminos, nuevos personajes y no estar tan estancado como me siento ahora.

Quisiera que el mundo deje de girar, solo para que todos se sientan como yo, por un lado siento un frío infernal en mi corazón un vacío una tristeza, que con nada lo llena….

Lunes…

De ángeles pequeños recorriendo las calles, profanos e inmaculados, agarrados de la mano de su madre, protegidos, de algún misterio tonto, de algún monstruo que no alcanzo a distinguir, yo no, el gato sí, mira de un lao a otro observa las personas, me observa, lo observo, veo su puerta el cuida a unas animas en pena, y después se va ya le harto cuidarlas de todos modos siempre los gatos son más independientes que la mayoría de los humanos, y mucho más que los perros.

En mi trabajo la soledad, yo y una señora que hace muy mal el quehacer nos encontramos, que aburrido sinceramente no me pagan lo suficiente para andar sosteniendo una puerta de madera y muy naca, es más no me pagan, cosa que no me molestaría tanto sí por una vez en su vida me pusieran a hacer algo más que sostener la puerta, y escuchar conversaciones pendejas como que resulta que me llamo “Fernando”, porque ¿Quién sabe?, no entiendo la similitud entre “Alejandro” y “Fernando”, pero bueno en fin que voy a hacer si la gente con la que trabajo además de pendeja, como que no comprenden el español .

Los entrenamientos siempre han sido pesados no hablare de ellos me reaniman pero al salir comencé a llorar, mis lagrimas cayeron en mis guantes, no sé qué sucedió, mis guantes adquirieron un olor a rosas que nunca serán entregadas, a violetas salvajes, a nenúfares que nunca han sido encontrados, a orquídeas muertas, quien sabe huelen tan bien, tan fresco, tan prohibido, tan lejano a mí que realmente no se qué me pasa solo huele a todos los momentos vividos malditos guantes y tanto que me gustaban.

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