Cuento de hadas

Desde pequeños pensamos en ser príncipes y salvar a un pueblo atormentado por un dragón maligno y después rescatar a una doncella en apuros esta daría su amor incondicional al valiente caballero que le salvo la vida.

Es entonces cuando crecemos y nos damos cuenta que la realidad irremediablemente termina por superar a la ficción, siempre indudablemente termina por superarla, quien sabe porque siempre sucede lo mismo a veces para mal y otras para bien, no importa que suceda, siempre la realidad se convierte en algo bizarro, los dragones de múltiples cabezas se comienzan a convertir en jefes de las grandes corporaciones, las doncellas se convierten en mujeres de cuerpos de gloria pero sin un ceso por mente, los caballeros se convierten en seres borrachos ebrios de poder y ego maniáticos por no decir un tanto narcisistas.

O que decir del típico cuento de que la belleza interior es la mejor de todas, si todos en este mundo se fijan en el exterior, me lo niegas querido lector, entonces pregúntate esto ¿Cuántas veces le has dado la vuelta a un indigente?, porque huele feo, porque está feo, pero no es lo mismo me dirás ok, chica o chico, ¿Cuántas veces has eliminado a un contacto en tu Messenger o en tu vida personal volteas a ver a otro lado para no entablar una conversación con alguien?, ups, creo que muchas sinceramente yo lo he hecho, en más de una vez, este cuento es el del príncipe que se transforma en rana, si esto fuera cierto, creo que muchas cosas cambiarían.

Esto solo nos demuestra una cosa nuestra sociedad ha caído en un ciclo tan avaricioso, tan lúgubre que ni siquiera se ve la realidad, todos somos humanos, el racismo creo que es el más claro ejemplo de que la humanidad está a un paso de caer tan bajo que no tenga un retorno, sinceramente, deberíamos replantear los cuentos de hadas y hacerlos más acorde a la realidad.